martes, 11 de febrero de 2014

Nos encontramos ante el palacio Rucellai, arquitectura realizada en el siglo XV cuyo autor es Battista Alberti y de estilo renacentista del Quattrocento.

En cuanto al contexto hitórico diremos que el Renacimiento es un movimiento cultural que se inicia en Italia en el siglo XV y se extenderä a lo largo del siglo XVI por el resto de Europa incluyendo a España. Este movimiento trata de recuperar los valores y las formas de la antigüedad clásica como la belleza, la proporción, el orden. Esta recuperación vino facilitada por el descubrimiento de la obra escrita de Vitrubio y de las ruinas arqueológicas griegas y romanas, y se realiza en torno a ideas y valores como el amor por la naturaleza, por el arte, por la cultura ( lejos del oscurantismo medieval), ahora se empieza a valorar a los artistas como intelectuales y no solo como artesanos.
El Renacimiento se divide en tres fases: una primera etapa de iniciación o Quattrocento, una segunda etapa de consolidación o Cinquecento y una última etapa de transición al Barroco o manierista.


Desde el punto de vista del análisis formal el palacio es de planta cuadrángular o rectángular. Se compone de diferentes pisos: en la planta baja podemos encontrar un zócalo o banco debajo de pilastras de estilo dórico, en el primer piso las pilastras son jónicas y se alternan con ventanas a su vez divididas por una pequeña columna y sobre esta un tímpano como decoración con formas renacentistas como el arco de medio punto.En el segundo piso encontramos pilastras corintias con la misma decoracion en ventanas que el piso inferior. Rematando el ultimo piso encontramos una cornisa sostenida por ménsulas. Para separar cada uno de ellos utiliza frisos.
Para decorar toda la fachada utiliza la técnica del almohadillado en cada piso diferente y en el zócalo imita el oppus reticulatum.


Desde el punto de vista del análisis del contenido diremos que su función era como vivienda de las familias adineradas y también tenía una función administrativa y económica.


Para comentar en profundidad, el interior de los palacios del Quattrocento disponían de un patio interior een torno al cual se diponía el resto de la vivienda cuya función era proporcionar luz a las habitaciones. El primer piso y el segundo era la parte privada del edificio mientras que la planta baja era la parte pública.
Este palacio sigue las características propias de los palacios del Quattrocento como la importancia de la fachada para simbolizar poder, la sensacion de horizontalidad por el uso de frisos separando los pisos, usan elementos clásicos , la repetición de estos elementos...
Se toma la superposición de órdenes en los diferentes pisos inspirandose en el Coliseo y el teatro Marcelo de Roma.
De Alberti, el autor del palacio,podemos decir que estaba muy influenciado por la antigüedad clásica romana ya que imita arcos de triunfo, frontones clásicos, casetones. También aplica sus conocimientos matemáticos del número áureo en fachadas como en Santa Maria de la Novella.Otra obra suya sería la iglesia de San Andrés.


Como conclusión este palacio representó un gran avance en la arquitectura civil del momento y puede considerarse un buen ejemplo de la arquitectura urbana y palaciega florentina.







BLANCA BENITO

1 comentario:

  1. Muy muy bien.
    Incluye el material en la identificación, y mejor que "realizada" es "construída", igual que en escultura diremos esculpida, fundida... y no realizada, y en pintura "pintada" y no hecha, realizada, etc.
    En el contexto, añade al final la importancia de Florencia como capital cultural en este siglo, y de los mecenas burgueses que eran los que encargaban estas y otras obras de arte.
    En el a. formal, recuerda diferenciar la planta del alzado. (El término alzado no lo veo, aunque sí hablas de él).
    Termina en la conclusión diciendo que este y otros palacios servirán de modelo para los que en el XVI se construirán además de en Florencia, en Roma, como el Palacio Farnesio, por ejemplo, de mayor monumentalidad, cornisas más sobresalientes, etc que en el Quattrocento.
    Inés Hidalgo.

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