La obra, se realizó en una época en la que Grecia pasaba por un gran crecimiento y esplendor tanto económico como político, derivado de la victoria de las guerras Médicas contra los persas y la apropiación del tesoro de Delos. Éste esplendor se va haber reflejado en las obras de arte, tanto en escultura como en arquitectura, creando así un gran equilibrio y una gran belleza que se idealiza. En esta etapa clásica la vida giraba en torno a la concepción antropocentrista del hombre, ya que los griegos defendían que el ser humano era la medida de todas las cosas.
En cuanto al análisis formal diremos que es una composición cerrada circular y una escultura exenta, hecha para ser vista principalmente desde frente aunque se apreciar desde alguna otra perspectiva. Presenta gran simetría y equilibrio dando gran sensación de armonía. Este equilibrio se percibe con las líneas que van desde los brazos hasta sus piernas, perfectamente cuidadas para crear movimiento y volumen. Es una escultura monócroma, aunque el discóbolo original (tallado en bronce) debía de estar pintado o al menos sus ojos y pelo. La escultura es una clara muestra de idealización del ser humano y de la belleza. Presenta cierto arcaísmo todavía, propio de la época arcaica, como la inexpresión de su cara o el pelo muy pegado a la cabeza.
Desde el punto de vista del análisis del contentido diremos que el tema de la obra es un tema pagano, no tiene nada que ver con la religión ni los dioses. Representa de manera idealizada a un joven atleta posiblemente participando en los juegos olímpicos de su ciudad, y capta el momento fugaz previo a la acción de lanzar el disco, acumulando fuerza y enegía por lo que aparece en la escultura cierto movimiento contenido.
Para comentar en profundidad esta obra diremos que el Discóbolo que hoy conocemos no es más que una copia de tantas realizadas de esta escultura. La original fue esculpida en bronce pero se perdió y las realizadas póstumamente son de mármol. Esta obra rompe con los cánones de belleza apreciados en épocas anteriores como el Antiguo Egipto, en el que existía una gran visión religiosa y no existía el antropocentrismo sino el teocentrismo. A diferencia de la frontalidad y rigidez de la época arcaica, en la época clásica, se ve como esos cánones egipcios se van perdiendo y las obras son realizadas para ser expuestas en lugares públicos con una gran finalidad estética.
Como conclusión, diremos que el Discóbolo se ha convertido en un símbolo de la etapa clásica tal y como muestra la existencia de numerosas copias suyas que realizaron los romanos para sus propias residencias. También cabe señalar que sirvió de modelo para obras posteriores por su gran originalidad y belleza.
Noelia Sancho de Santos.
Identificación: en una sola frase. Ensáyalo y me lo cuentas aquí.
ResponderEliminarEn el comentario, pon el acento en los rasgos novedosos de volumen y movimiento que presenta, frente al arcaísmo de la época anterior.
Si dices que esta obra "no es más que una de las múltiples copias..." parece le restaras importancia (es cuestión de estilo al redactar). A pesar de que efectivamente existen varias copias romanas, no deja de ser una gran suerte que se hayan conservado y podamos conocerlas, de modo que siempre hay que otorgar importancia a la obra en cuestión, nunca restársela, ¿ok?
Retrotraerte al mundo egipcio es un salto enorme, mejor contrasta esta escultura clásica con otras arcaicas (citándolas, y explicando sus diferencias), como mucho puedes citar de largo que las arcaicas sí se vieron influídas por las egipcias anteriores.
¿Dónde hablas del momento fugaz, previo a la acción y contenido? Esto visto en clase es fundamental y no asoma por aquí... Contrasta esta obra con otras de su época, cuéntanos la evolución de la escultura griega a partir de esta obra, y concluye recordando en qué obras, autores o estilos posteriores influirá.
Inés Hidalgo.